
Surtido amplio y profundo
Uno de los aspectos que le dará prestigio y reconocimiento a tu negocio, es el del surtido: un amplio y jugoso inventario de los mejores productos que hay en el mercado.
¿Has escuchado alguna vez los términos amplitud y profundidad de surtido? Conocer y manejar estos dos aspectos te serán de gran utilidad para definir una buena estrategia de posicionamiento en tu tienda.
Amplitud y profundidad de surtido
Por principio de cuentas, definiremos el concepto de surtido, el cual está compuesto por todos los productos que un negocio tiene para vender, aquellos que los consumidores identifican. Esta información les sirve para definir el tipo de negocio que visitan.
Por su parte, la amplitud de surtido es un concepto que se refiere al número de categorías de productos que ofrece una tienda, la cual, entre más categorías tenga, el surtido será más amplio. Recordemos que las categorías están formadas por artículos que guardan las mismas características o similitudes entre sí.
Con respecto al aspecto de profundidad, se trata del número de referencias distintas que posee una misma categoría, por ejemplo: en la categoría de limpieza podemos identificar artículos como jabón en polvo, en barra o líquido, y estos productos a su vez, cuentan con diferentes tamaños como 500 gramos, un kilo o kilo y medio.
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Para ofrecer una variedad de productos equilibrada y lógica, te sugerimos tener en cuenta los siguientes criterios:
Público objetivo: no pierdas de vista a tu público objetivo, ya que toda la mercancía debe ir dirigida a ellos. Ten en cuenta sus gustos, edades, necesidades, poder adquisitivo, etc.
Precios: ofrecer diferentes alternativas de precios es indispensable para captar diferentes perfiles de clientes.
Marcas: en gustos se rompen géneros, así que debes recordar que cada cliente tiene su marca preferida, y justamente esas son las que no pueden faltar en tu inventario. Además de estos artículos, te sugerimos integrar poco a poco diferentes opciones para variar y sorprender a tu clientela.
Productos complementarios: los productos que se venden en tu tienda deben complementarse, es decir, el jabón para trastes se complementa con una fibra o esponja para lavar los platos. Sigue una lógica: el producto A debe cubrir una necesidad determinada del producto B, y viceversa.
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